Tres pilares fundamentales para superar el miedo a manejar

Recomendados para temerosos y principiantes, estos pilares te acercarán más a la superación del miedo

 

 

Suelo decir que no existen pócimas mágicas ni medicación para superar el miedo a manejar. Que el camino hacia la meta de conducir tu auto en la vía pública es un proceso, lo que implica cumplir con algunas tareas que te llevarán al objetivo. Ese proceso debe estar atravesado por algo fundamental que es el tiempo, nada es inmediato y mucho menos esto. Pero el tiempo debe estar cargado de acciones, no debe ser un tiempo pasivo.
Entre esas acciones, hay tres que son comunes a casi todos los procesos porque tienen que ver con cuestiones objetivas; también existen otros pilares que están más relacionados con lo singular, es decir que son más subjetivos, pero eso es algo que trabajaremos en otro artículo de este blog.
Esos pilares son la frecuencia, la constancia y la progresión, los cuales rendirán sus frutos y serán provechosos siempre que vayan de la mano, por separado no tendrán el efecto deseado. Pasemos a la explicación.

 

Podemos decir que la frecuencia es el primero en orden cronológico durante el proceso. Esto quiere decir que cuando tomes la decisión de manejar es muy importante que tengas contacto con el auto muy seguido (notar que digo contacto con el auto y no digo manejar), es decir por lo menos 3 veces por semana, si pudieras más es mucho mejor. Es bastante habitual escuchar a personas que mencionan haber salido a conducir una vez a la semana, o aún peor, que pasan semanas sin subirse a su vehículo. En esos casos es como un volver a empezar cada vez que te subes al coche. La teoría dice que cuanto más evitas el objeto temido (en este caso conducir en tránsito) los temores se harán cada vez mayores y cuanto más frecuentemente te expones al miedo, las manifestaciones de la ansiedad se irán reduciendo. El miedo se suele ver como un gran monstruo que intentan derrotar de un solo golpe, pero para vencerlo es necesario darle un pequeño golpecito todos los días….y mientras tanto aprender a convivir con él.
Aquí entra en juego el segundo pilar, la constancia. Si al gran monstruo del miedo a manejar le damos golpecitos todos los días se irá achicando, pero si lo dejamos de golpear sin que haya desaparecido casi totalmente, volverá a crecer y se hará fuerte nuevamente. Por eso es necesario que esta frecuencia de la que hablé en el párrafo anterior sea sostenida durante muchos meses (¿años?).
Por último es importante que entre en juego la progresión, esto quiere decir que si hacemos un proceso de mayor a menor en cuanto a tiempos y complejidad de tránsito, muy lentamente y a medida de las posibilidades de cada persona, hay que sumarle desafíos. Ir subiendo la vara lo suficiente como para que progreses y no tanto para que entres en pánico. Esto es lo que hacemos en nuestros acompañamientos tanto presenciales como virtuales.
Espero que estas recomendaciones hayan sido de utilidad, sino ya sabes que hay un equipo preparado para ayudarte.

Hasta la próxima!

Lic. Omar Alzugaray - Psicólogo